sábado, 5 de enero de 2013

Las dos caras del boxeo aragonés: Perico Fernandez


REPORTAJE

Muchas películas han tratado de retratar como puede ser la gloria y la caída de un boxeador. Sin embargo, la realidad acaba reflejando este hecho mejor que cualquier producción cinematográfica  La vida de Pedro Fernández, conocido por todos como Perico Fernández, no podría haber sido escrita ni por el mejor guionista de Hollywood.




Los comienzos  comienzos del púgil aragonés parecen escritos con la misma tinta que las historias de los grandes nombres de este deporte. 
Nacido en Zaragoza en 1952, Perico Fernández se crió en un hospicio cercano a la Plaza de Toros, donde miró a los ojos a la pobreza por primera vez en su vida. Esta situación le hizo ver en el boxeo una oportunidad que, de no ser por su talento innato, quizás hubiera terminado en fracaso. Sus entrenadores no tardaron en ver el enorme potencial que el joven zaragozano escondía en sus guantes. A pesar de su fama de no gustarle mucho los entrenamientos y la consiguiente dejadez en los mismos, Perico tuvo unos inicios espectaculares.

Tras su primer combate en el año 72, dejó claro que no necesitaba muchos asaltos para derrotar a sus contrarios. Su pegada era tan grande que muchos pusieron en duda el nivel de sus rivales, llegando a decir que todavía no se había enfrentado a boxeadores importantes. A pesar de esa etiqueta, tan solo un año después se proclamó campeón de España.

Pero España no significa mucho para quien aspira a ser recordado entre las leyendas de este deporte, y unos meses más tarde comenzó a escribir su nombre con letras mayúsculas en la historia del boxeo.
Fue en 1974 cuando sus éxitos comienzan a materializarse. En julio logra su primer gran título convirtiéndose en campeón de Europa tras vencer Toni Ortiz por K.O técnico en el asalto 12. Puesto que nadie apostaba mucho por el zaragozano en dicho combate, poco a poco empezó a ocupar a lograr el lugar que buscaba y a ganarse el respeto de sus rivales. Un mes después defendió satisfactoriamente el cinturón y le llegó su gran oportunidad: el campeonato mundial frente al japonés Lion Furuyama.
A pesar de la enorme pegada del púgil aragonés, la pelea tuvo que decidirse a los puntos. Los jueces dieron por vencedor a Pedro Fernández proclamándose, hasta el momento, el único aragonés campeón mundial del noble arte. 
En su primera defensa del título volvió a sacar todo su potencial y venció a su contrario por la “vía del cloroformo”. Ese golpe parecía decir que aquel chico pobre, criado en un hospicio, había llegado para quedarse y que iba a ser muy difícil levantarle del trono. 


Pero Bangkok fue el escenario que marcaría un punto de inflexión en su carrera. En 1975, en su segunda defensa del campeonato, Perico cayó derrotado por K.O ante el tailandés Suansak Muangsurin perdiendo el cinturón. Lo que parecía un hecho puntual, al que le podíamos quitar importancia debido a que la pelea tuvo lugar en Tailandia, se volvió  decisivo al perder la revancha en Madrid. Comenzó el principio del fin del peleador aragonés.
A partir de ese momento, empezaron a escribirse las páginas más negras tanto de su vida como de su carrera deportiva.
A pesar de conseguir algún titulo continental aislado, los combates que siguieron a su derrota en la capital española no hicieron mas que manchar su nombre. El boxeador zaragozano ya no era el mismo y en 1985, con 33 años, decide retirarse. Abandona los cuadriláteros dejando un palmares de 82 victorias (47 por K.O), 28 nulos y 15 derrotas.

Tras unos años en los que no se sabía nada del púgil, los periódicos comenzaron a hacerse eco de la situación en la que se encontraba Pedro Fernández. La pobreza que le había acompañado en su infancia regresaba casi 30 años después de bajarse del ring. Titulares como “Perico Fernández vive en la indigencia”, “Perico al borde del K.O”, ilustraban su estado actual. El día a día del campeón se había convertido en un deambular sin rumbo por las calles de Zaragoza ante las miradas atentas de quienes antaño le vieron levantar los brazos en señal de victoria. Cuando el club de alterne Crazy Horse baja la persiana, un arruinado Perico entra ha pasar las noches en una cama cedida por su amigo y propietario Jose Luis Mariscal.
A sus problemas económicos hay que sumarle su delicada salud, consecuencia de un abuso de alcohol y tabaco. Como si de una tragedia griega se tratara, la vida del primer campeón del mundo aragonés se ha convertido en un golpe capaz de knockearlo.
El 30 de Enero, grandes figuras del boxeo y del deporte español, como Ángel Nieto o Sheila Herrero, se dieron cita en una Gala Homenaje a Perico Fernández. El acto tuvo lugar en el Teatro Principal con el objetivo de recaudar fondos para ayudar al boxeador a salir de la situación en la que se encuentra. Su amigo y también campeón mundial López Bueno fue el encargado de dar vida a ese proyecto. Otros nombres de panorama aragonés como Enrique Bunbury han colaborado vendiendo camisetas del peleador para contribuir a la causa. El acontecimiento logró animar a un Pedro Fernández deseoso de superar las circunstancias en las que se encuentra, las cuales se han vuelto el combate más duro de su carrera. 
Juan Luis Saldañá, periodista y compañero en la General TV, escribió un libro de poemas titulado Perico Fernández que estas en los cielos. Pero no ha sido el único que ha buscado ensalzar la figura del púgil maño. El ya nombrado Enrique Bunbury lo incluyó en la portada interna de su álbum Flamingos, en donde Pedro aparecía como entrenador. 


Ésta es la historia triste y amarga de un boxeador que, de haber nacido en Estados Unidos, habría sido retratado en numerosas películas y considerado un héroe que actualmente ha perdido sus guantes. Pero le tocó nacer en una tierra en la que tan sólo unos pocos deciden dedicar unas palabras a su figura, y en donde el resto lo mira sin saber quién fue y sólo ven lo que es ahora. 

Para saber más de este boxeador recomiendo el programa que Informe Robinson dedicó al zaragozano. Podéis verlo aquí: Informe Robinson - Perico Fernández

Texto: Nacho Enjuto Sahún

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